Cuando trabajamos la escritura o la lectura debe de ser siempre desde una situación real en nuestra vida cotidiana del aula. No se trata de escribir sin sentido, de trazar letras por el mero hecho de aprender su grafía, sino de sentir la necesidad de escribir.
Así, ocurren infinidad de situaciones en la clase donde se hace necesario escribir. Por ejemplo la que paso a contar. Cuando estamos enfrascados en un proyecto sobre los dinosaurios, es increíble la cantidad de muñecos de dinosaurios que pueden llegar al aula. Pero entonces surge un problema: ¿cómo sabremos al juntarlos todos de quién es cada dinosaurio? La respuesta es clara, el alumnado de 3 años sabe que para acordarnos de algo hay que escribirlo, porque si no se olvida, y en este caso, lo que hay que escribir es el nombre del dueñ@. De este modo, nos ponemos a escribir nuestro nombre en cada dinosaurio que traemos, para que después no existan confusiones.
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